lunes, 30 de julio de 2012

Capítulo 8


(Narra Marie)

¿Por qué no decírselo?, no iba a pasar nada y quizá me ayudaba el hablarlo con alguien, quizá él me entendía. Además quería confiar en él, por casualidades habíamos acabado conociéndonos y, y juntos.

Dejé mi pizza con desgana en el plato y le asentí como pude.

-Podríamos ir a dar un paseo, si te sientes mejor.
-Genial, voy a recoger esto primero.
-Marie, no te veas obligada, de verdad. No me cuentes nada que no quieras.
-Tranquilo, me apetece hablar contigo.

Dejamos las cosas en la cocina y salimos de casa. Sin pensarlo nos dirigimos a la playa y empezamos a caminar por la arena, nos habíamos quitado los zapatos y el agua fría nos mojaba de vez en cuando.

-¿Recuerdas lo que te comenté el primer día que viniste a mi casa?
-Me hablaste de muchas cosas.
-Bueno pues, lo de mi abuelo…¿te cuerdas?
-¿Que murió hace 7 años?
-Aha.
-¿Qué tiene eso que ver?
-Pues a ver, yo era una cría cuando ocurrió, ni había cumplido 12 años aún.- su mano encontró la mía y me dio fuerza para seguir hablando.- era verano y…

(Flash back)

-Pero que no quiero, no me gusta esa casa.- me quejé.

Mi madre estaba rarísima, ¿para que quería mandarme a casa de mi tia a dormir? Era como mi tía sí, pero en realidad tan solo era la prima de mi madre.

-Venga, coge el pijama.- dijo desganada.

Me quejé, me quejé muchísimo. Pero no tuve más remedio.

Llegué a casa de mi tia y dejé las cosas en la habitación de las 2 camas. Me fui a dormir pronto y me costó lo mio, extrañaba mi casa y mi cama. Le tenía que haber hecho caso a mi abuelo cuando me había llamado por teléfono para decirme que me fuera a la playa, sin duda. Ellos allí bañándose y jugando a las cartas en la fresquita noche de verano.

Pasé todo el día siguiente aburrida como una ostra y por más que quise llamar a mi madre mi tía me decía que estaba ocupada.

Por la tarde, antes de cenar mi primo, el hijo de mi tía me sacó de casa. Me preguntó si me aburría y yo dije infinitos síes, me llevó a una heladería y me pedí mi favorito. Chocolate blanco. Y en todo el camino de vuelta mi primo me había dicho que mi abuelo se había puesto malo y que por eso mi madre se había marchado dejándome allí, que iba a la playa, donde estaban mi padre, mi hermano y mis abuelos.

Cuando volví a casa la gente estaba rarísima. Mi tía me dijo que mi madre estaba al llegar, que venía con mi padre y con la mujer de mi tio, tio, osea el hermano de mi madre.

-¡Mami!.- chillé al verle entrar por la puerta.
-Hola.- dijo, ¿vacía?, si así.

Mi padre entró tras ella y mi tía detrás.

-¿Cómo esta el abuelo?.- dije sentándome en el sofá.

Todos en la sala se miraron entre ellos. La prima de mi madre y su marido también estaban.

-Marie, el… el abuelo se ha ido.- dijo mi padre.
-¿Qué?, ¿a dónde?, ¿lo han tenido que llevar a otro hospital?
-No, Marie, se ha ido. ¿A qué se refería él cuando hablaba de que la gente se va?
-Pero no se ha donde se ha ido.- mi madre me miró con los ojos enrojecidos y yo me levántate par acercarme a ella.

Repasé lo dicho hasta que un fuerte pinchazo en el corazón me hizo entender la conversación. Me costó respirar, sentí que mi mundo se había derrumbado en mil pedacitos sobre mí. Horrible. No podía ser así, seguro, era una broma y yo era su victima, claro, la más peque de la casa.

-Decidme ya que es mentira.- dije como pude, la voz me temblaba.
-No es mentira.- dijo mi madre mientras la abracé.
-¡DECIDME QUE ES MENTIRA!, ¡MAMÁ!, ¡ES MENTIRA!

Noté como mi padre me ponía el brazo en el hombro. No, no era mentira. Ese día, estaba  siendo el peor de mi vida.

-¿Pero, porqué, qué ha pasado?.- noté mis mofletes, mis ojos, mis labios… hinchados.
-Pues… le ha dado un infarto y no han podido hacer nada.- dijo mi tía, no la prima de mamá, la otra.

Salí de esa casa rota, sin vida, con cuerpo pero sin vida. Llegué a casa de mis abuelos y al entrar mi hermano y mi tío junto a mi abuela. Me tiré a los brazos de mi abuela y las lágrimas volvieron a empapar toda mi cara.

(fin del flash back)

Liam me había escuchado atentamente sin interrumpirme. Estábamos sentados en la arena y yo no dejaba de jugar con un par de pequeñas piedras.

-Dios, lo siento mucho.- pasó su brazo por mi hombro y me estrechó contra su pecho.
-No pasa nada, de verdad. Pero sé que quieres saber que tiene que ver todo eso con lo del agua, ¿no?
-Aha.- dijo sin soltarme y dándome un beso en la cabeza.
-Me engañaron, supongo que para no hacérmelo pasar tan mal. Me dijeron lo del infarto, sí, pero a los pocos meses descubrí la verdad.
-¿Cómo que la verdad?
-¿Ves ese bar?.- dije señalando el establecimiento que teníamos justo detrás de nosotros.
-Sí.
-Pues él en realidad estaba aquí en la playa, como me dijeron, pero no en la casa si no aquí en la playa. Se le había antojado darse un baño antes de la hora de comer, a pesar de que mi abuela le dijo que la comida ya esta hecha.- sonreí levemente.- vino aquí, justo aquí enfrente y se metió. No muy lejos, de verdad, por la orilla.
-Entoces…
-Entonces se mareó, y se cayó, había piedras debajo así que…- una lágrima recorrió mi mejilla.
-Pero, joder, era mediodía y aquí hay socorristas.
-Sí.- ironicé apartando la lágrima inútilmente.- ahora. Hace 7 años pasaban de todo, donde tenía que haber alguien vigilando no había nadie. Estaban tomando un café.
-Hijos de puta.- murmuró.
-Sí, exactamente. Nadie se inmuto, ni la gente de estas terrazas de ahí atrás.
-En serio, es horrible, es que no creo que nadie merezca nada así, hubiera sido sencillo salvarle. Está a un paso de la torre de vigilancia.
-Lo sé. Pero los, hubiera…, ya no sirven, ya nada me lo va a devolver. Por eso me gusta estar sola allí dentro, porque me siento de alguna manera completa en el agua. No sé exactamente el porqué.
-Supongo que eso parece unirte más a él.
-Te juro que no lo sé.- me aparté las últimas lágrimas de la cara.- simplemente me encanta estar ahí dentro.
-Lo siento, creí que era algo simple o una tontería y he hecho que acabes así.
-Nunca se lo he contado a nadie de esta manera, tan… en profundo.
-¿De verdad?
-De verdad.

Me abrazó aún más y más fuerte y lo agradecí mucho. Me sentí cómoda entre sus brazos.

-Gracias por escucharme.
-No las des.- se levantó y me tendió la mano.

(Narra Liam)

Así que era eso, vaya y yo creyendo que me ponía excusas. No sé como lo hubiera llevado yo pero ella me parecía una chica demasiado fuerte porque siempre llevaba una sonrisa en la boca. Parecía mentira, nadie vigilando a plena luz del día, hubiera sido algo que se podía haber evitado tan fácilmente.

-¿Te apetece un helado?.- dijo ella sacándome de mis pensamientos.
-¡¡Ei!!.- escuchamos los gritos de Ryan desde lejos.
-Me parce que iremos en compañía.
-Bueno.- le quitó importancia.
-Anda que avisáis de que vais a salir.- dijo Christian junto a Ryan.
-Solo íbamos a por un helado, veniros.- dije antes que Marie.
-¿Sabéis algo de Chaz y Alba?
-Creíamos que Alba estaba contigo.
-Estará con Chaz.- Marie le guiñó un ojo divertida a los chicos.





Sí, sí, sé que quizá os esperabais otra cosa para este capítulo, lo sé. Sé que sois poquitas las que seguís la historia y quizá este capítulo no haya sido demasiado pero intentaré compensar con los demás. Aún les tengo una cosa muy románica preparada a Liam y a Marie y supongo que como esta novela iba a ser cortita hare un par de capítulos más y ya. :3

Pronto subiré en m blog de one shot, un con Zayn y a lo largo de lo que quede de verano haré más. También tengo que estudiar y eso pero sacaré ratos libres.

Gracias por todo y no me enrollo más. Besos!



viernes, 27 de julio de 2012

Capítulo 7


(Narra Marie)


-Me estoy acordando de una cosa.
-¿De que?
-Creo que hay por ahí una película que me sugeriste y aún no me has obligado a ver.- dijo moviendo la cabeza.
-¿Te estás acordando de eso ahora?.- me sorprendió de verdad.
-La verdad es que sí, ¿cuándo te apetece verla?
-Me da igual, esta noche, mañana, cuando sea. Oh, mierda.- dije recordándolo.
-¿Qué ocurre?
-Pues que prácticamente no llevo nada estudiado de la asignatura que me quedó para verano, debería de empezar esta noche.
-Está bien, no te agobies. ¿Qué asignatura es?
 -Biología.- resoplé.- la odio.
-Vale, qué tal si yo pudiera pasarme por tu casa esta tarde y se me ocurriera ayudarte a estudiar. ¿Estarías libre esta noche entonces?
-¿En serio?, que no me concentraría contigo al lado.
-Que tonta eres.- me tiró agua a la cara.
-Voy en serio, además, ¿eres bueno en biología?
-Pues sí, no soy un genio pero no se me da mal.
-Entonces perfecto.- le rodeé el cuello con los brazos para darle las gracias.


-Me he dado cuenta de que la arena está llena de conchas y caracolas.- se capuzó y sacó unas cuantas.
-Jo, que monas.- dije mirando algunas pequeñitas que aún llevaba en la mano. La metió en el agua y estas se volvieron a ir al fondo del mar.
-Vaya.- se quejó mirando hacia fuera.- creo que mi madre me reclama.- me giré y cuando la vi me solté rápidamente de Liam muerta de vergüenza. La mujer hizo un par de señas indicando que él fuera a casa.
-¿De qué te ríes?.- aún estaba colorada.
-De ti, infantil y vergonzosa, ¿qué más escondes?
-Idiota.- salí de allí y cogí su toalla quitando antes las cosas de encima. Vi que me había seguido.
-Ah sí.- volvió a reír.- ladrona.- me envolví en su toalla sin poder evitar sonreír.
-Te ha hecho gracia, que te he visto.- me dispuse a marcharme de allí y dejarle creyendo que me habían molestado sus comentarios.
-¡Eh, ojazos!.- me giré y me topé con él a menos de un metro.- no te sienta bien enfadarte.- puse frente a mí una pequeña concha color marrón oscuro. Una aún más bonita de las que habíamos visto dentro.- Es tuya.
-Gracias.- susurré.- es preciosa. 


Miró mis ojos, luego mis labios y salvó la distancia que nos separaba para juntar su boca con la mía.


(Narra Liam)


-¿Qué vas a hacer hoy?.- preguntó mi madre mientras fregaba el suelo.
-No sé.- mentí.- esta noche creo que ver una peli.
-Ah, ¿y no me vas a contar quien era la chica de esta mañana?
-¿Eh?.- dije mirando a la tele intentando sonar tranquilo.- pues una amiga. He conocido a varios chicos aquí.
-Ya.- dijo sin creerme.- bueno pues en el congelador hay helado, por si te lo quieres llevar para ver la película con ella.


No se le podía escapar ni una a esta mujer. 


En la tele estaban dando una serie policiaca, me había quedado viéndola y no se en que momento me quedé dormido. 


Desperté aún medio grogui y me levanté para estirarme, la televisión se había quedado encendida y mis padres no estaban en casa. Me fui a la cocina y saqué un refresco de la nevera. No sabía que hora era asi que miré el reloj que había sobre el lavaplatos, las 7 de la tarde.


-¡Joder!.- casi escupí todo el líquido mientras me daba cuenta. 


Había quedado con Marie a las 5 de la tarde para ayudarla a estudiar.


Me fui arriba y me di una ducha rápida, me vestí y efectivamente, cogí el helado de la nevera. Mierda, eran ya casi las 7 y 20. Fui andando a un paso bastante aligerado. Supongo que me tocaba disculparme cuando llegara. 


Toqué al timbre. Me abrió con una especie de moño recogido y sujetado con un lápiz y tardó muy poco en hacer aparecer una sonrisa en su cara a pesar de mi despiste.


-Me quedé dormido.- le mostré al mismo tiempo la caja del helado de nata y chocolate.


Miró la caja, la cogió y después me miró a mí sin aguantarse la risa.


-Anda, pasa.-lo hice y cerró la puerta.- voy a guardar esto.
-¿No estás enfadada?.- y me sorprendida realmente, lo normal era que las chicas se mosquearan cuando tardabas en llegar y más cuando el retraso era de dos horas y media.
-¿Yo?, ¿por qué?
-Por que he llegado tarde y esas cosas.
-Bueno, pero has venido, ¿no?
-Ya, pero…
-Has venido, eso es lo importante. No se a que tipo de chicas te habrás acostumbrado pero me parece que no encajo.- se sentó con las piernas cruzadas en el sofá.
-Que va.- me senté a su lado y aparté sus apuntes para acercarme a su oído.- encajas perfectamente.


(Narra Marie)


-No puedo más.- mi cabeza iba a estallar de tantos puntos que me había aprendido. 
-Vale, no te torturo más.- Liam dejó mis cosas sobre la mesa.
-¿Qué hora es?
-Hm, las 9, casi.
-¿Te quieres quedar a cenar?, vamos si sigues con ganas de ver la peli.
-Te lo he dicho esta mañana, ¿no?, ¿tu a que clase de tíos estás acostumbrada?.- dijo intentando imitar mi voz para hacer la gracia.
-Pues a los que te dejan tirada.- se fue a la cocina.
-No sé ser de esos.


La seguí para ayudarla y preparamos unas pizzas de microondas.


-No quiero ser pesado ni nada de eso, pero es por curiosidad.
-Dime.
-¿Me vas a contar porque te gusta ir sola a la playa?


Ella soltó su trozo de pizza para dejarlo en el plato, me miró con tristeza y asintió lentamente con la cabeza. 







miércoles, 25 de julio de 2012

CAPÍTULO 6


(EN EL CAPÍTULO ANTERIOR HUBO UN ERROR EN LA FECHA, NO ERA 17 SI NO 07, PERO VAMOS QUE YA ESTÁ CORREGIDO)  :3



DECIMO OCTAVO DÍA DE VERANO (08-07-2012)

(Narra Marie)

Abrí los ojos con lentitud por culpa de los rayos de sol que entraban por la ventana. Me senté con las piernas cruzadas y observé que estaba vestida con la ropa del día anterior.

No recordaba haber conducido hasta casa, ¿quién me había traído?. Decidí llamar a Alba al móvil, eran las 11 y media de la mañana así que estaría despierta ya.

-¿Si?
-Alba.- dije aun con voz ronca.
-Hombre, ¿te has despertado?
-Sí, ¿se puede saber que pasó ayer?, ¿quién me trajo a casa?
-¿No te acuerdas de nada?
-De nada no, de algunas cosas.
-Hm.
-Ryan me trajo a casa, ¿no?
-Pues no.
-¿Entonces?
-Marie, ayer te pasaste un pelín con las copas, me fui al baño y…
-¿Qué, cojones, hice anoche?
-Nada, no te paso nada.
-Esta bien, voy a darme una ducha y voy a tu casa.
-Por mí como quieras, pero es que Ryan no te llevó a casa. Por lo que sé, te empeñaste en coger el coche y… Liam te lo impidió, si no llega a ser por él no se donde estarías ahora.
-¿Qué?.- se me cortó la voz.
-Esta en la playa, no está muy enfadado contigo pero si que deberías pedirle perdón.
-Será lo mejor, dios que idiota soy, luego nos vemos.
-Adiós.

Me metí bajo el chorro de agua y cerré con fuerza los ojos intentando recordar la noche anterior. Tan solo veía la cara de Liam muy cerca de la mía.

Me puse el primer bikini que pillé con unos pantalones cortos y una camiseta holgada. Suerte que esa mañana no tenía que cuidar del niño. Me fui a la playa y le busqué entre la gente que había. Cuando le encontré estaba sentado en una gran toalla de color azul y con los cascos puestos, se apoyaba en sus rodillas y tenía la vista fija en la lejanía del mar. 

Me senté a su lado y esperé a que se diera cuenta y se quitara ambos auriculares.

-No imaginas cuanto me gusta el agua a esta hora del día.- dije mirando en la misma dirección que él. Noté como había posado sus ojos en mí así que le correspondí.- lo siento mucho.
-¿Qué sientes?
-Mi comportamiento, lo que hice o dije. Lo que sea.
-Hmm, ¿significa eso que no recuerdas nada de lo que dijiste?
-Apenas.
-Genial.- dijo sarcástico.
-Dímelo.
-Yo…
-Dímelo, de verdad. Si te dije algo malo quiero retirarlo inmediatamente.
-Es que no fue nada malo.
-Pues dilo.
-Está bien.- asintió.- me gustas.

Me quedé unos segundos mirándole sin saber que decir.

-Esto…
-Me dijiste eso.
-¿En serio?.- él asintió mirando de nuevo a la playa.- va a ser verdad eso que dicen.
-¿El que?
-Que los borrachos siempre dicen la verdad.- ambos reímos a la vez.
-Pues no necesito estar así para decir que tu a mi también.
-Eso es genial.- pasé una mano por su pelo.

Le abracé con fuerza poniéndome de rodillas en la toalla. No solo se había arreglado si no que nos habíamos sincerado los dos. Sin duda, era lo más dulce del mundo. Nos separamos poco a poco e hizo rozar su nariz contra la mía, quería darle las gracias por haberme perdonado pero cuando lo intenté él me estaba callando con un suave beso en los labios.

(Narra Liam)

-Al final te has salido con la tuya.- dijo a mi lado tumbada en la toalla.
-¿Y eso?
-Estoy en la playa contigo.
-Cierto.- sonreí y pasé mi brazo por su hombro atrayéndola a mí.- ya solo me queda convencerte de darnos un baño.
-Que va.- se levantó y tiró de mi mano.- vamos al agua.
-¿En serio?
-Que sí.- se quitó la coleta y la dejó en mi toalla.- estás tardando en quitarte la camiseta.

Dejó su ropa también en la toalla y agarró mi cara dándome un rápido beso antes de irse corriendo a la orilla. Puse mi camiseta sobre sus cosas y la seguí. Aún no se había metido, cuando llegué a su lado pasé la abracé desde atrás pegándola a mí, giró su cara y me dedicó una sonrisa antes de meternos en el agua.


(Narra Marie)

Acababa de darme con una bola de arena mojada en toda la espalda. Decidí hacerme la enfadada y le di la espalda hasta que escuché que venía nadando a por mí. Me giré y lo vi a pocos metros bajo el agua así que para reírme un poco de él retrocedí unos cuantos pasos.

-Eso no vale.- dijo quitándose el agua de los ojos.
-¿El que?.- pregunté inocente.
-Ahora verás.- volvió a sumergirse y yo repetí la acción. Pero esta vez él había cogido más aire y se quedó bajo el agua hasta que me atrapó.
-¡Pero bueno!
-No te ibas a escapar así de fácil.- dijo acercándome a él.

(Narra Liam)

Se abrazó a mí bajo el agua y dejó sus piernas cruzadas tras mi cintura. No dejaba de acariciarme el pelo mientras yo pasaba mis dedos por si espalda.

-Se me hace raro, pensar que hace tan solo un par de semanas que te conocí.
-No fue tan malo el que tu sombrilla me tumbara al fin y al cabo.
-No, para nada.
-Entonces, ¿qué haremos?
-Pues, no lo sé, por mí quedarnos así.
-Me refiero a cuando me vaya.
-No pensemos en eso ahora, ¿no?.- agarró mi cara y enfrentó su nariz a la mía.
-Tienes razón.- sonreí y pareció sonrojarse.

Y estaba seguro de que al final del verano ambos lo pasaríamos mal pero decidí hacerle caso y lo dejé pasar. En ese momento era ella lo que me importaba.



lunes, 23 de julio de 2012

CAPÍTULO 5


(Narra Marie)

No pude evitar acariciar su cara, estaba tan cerca de él. No sabía lo que sentía en ese momento, creo que una parte de mí se moría porque que bajara, porque juntara sus labios con los mios.

Cada vez menos aire pasaba entre nosotros. Sí, definitivamente sí me gustaba. ¿Cuántos días llevaba él aquí?, 9…10. Dios, no sabía que hacer. Un verano, todo lo que durarían las cosas sería, un verano. Necesitaba pararme a pensar.

Decidí que lo mejor era apartarme justo cuando escuchamos el timbre de casa y casi mejor, no creo que hubiera sido capaz de apartarme por mi misma.

Liam se quitó de encima y se colocó bien la camiseta, me tendió la mano y me ayudó a levantarme. Antes de salir del cuarto para bajar a abrir la puerta se giró, se acercó a mí y me dio un suave beso en la mejilla susurrando un, lo siento.

Bajé con él y en la puerta nos encontramos a Chaz y a Ryan. Iban con el bañador y unas raquetas para la playa.

-¿Os venís a la playa?, los demás están allí.
-Claro, voy a cambiarme.- Liam se marchó supuse que a por una toalla.
-Tu también eh.- me dijo Chaz.

(Narra Liam)

Me sorprendió el que Marie nos siguiera hasta la playa, tanto que decía que solo le gustaba ir sola y al final se estaba viniendo con nosotros.

Me paré un poco hasta que ella llegó a mi altura, Chaz y Ryan se estaban metiendo a todo correr a la playa.

-Osea, que con ellos si te vienes a bañarte.- dije intentando no sonar borde.
-Por acompañaros.- apareció una sonrisa en su cara.
-Ya te vendrás conmigo.- dije casi con orgullo.
-Hmm, seguramente.- alzó una ceja.- ah, y lo de antes, no lo sientas. No ha pasado nada malo.- me miró fijamente a los ojos antes de sentarse junto a Alba en una gran toalla.

Quería contestarle alguna cosa pero Ryan me estaba llamando desde el agua.

(Narra Marie)  DECIMOSÉPTIMO DÍA DE VERANO (07-07-2012)

Habíamos decidido ir por la noche a tomar algo a la ciudad. Teníamos el coche de Ryan y el mío, los chicos se irían juntos y Alba se vendría conmigo.

Ambas estábamos en mi casa arreglándonos. Ella se había puesto un vestido rojo super veraniego y yo aún estaba en toalla decidiendo que ropa escoger.

-¿Por qué no te pones el negro?.- dijo cogiendo mi vestido de tirantes.
-Hmm.- puse mala cara.- no me apetece vestido, quizá falda.
-Pues esta.- cogió una a rayas grises y negras.
-Vale, me gusta. Me la pondré con una camiseta negra.

Decidí echarme un poco de espuma en el pelo para marcar más los rizos pero no tuve demasiadas ganas de maquillarme. Tan solo me hice una raya negra en el ojo y me eché un brillo de labios.

-Los chicos están en la puerta.- dijo Alba saliendo de mi casa.
-¡Voy!.- me eché un poco de colonia con olor a piña y cogí las llaves de casa y del coche para meterlas en mi bolso.

Al salir de casa me encontré a un muy asombrado Chaz sin quitarle los ojos de encima a Alba. Christian, Ryan y Liam estaban sentados en el pequeño muro que había frente a mi casa de espaldas a mí.

Ninguno habíamos vuelto a hablar del tema pero no me quitaba de la cabeza lo que había casi sucedido el sábado anterior. Decidí comentárselo por la mañana, esa noche tocaba pasárselo bien.

-Bueno chicos, ¿nos seguís con el coche?
-Sí, vamos.
-¿Dónde va…- Liam se giró y se quedó parado mirándome.
-¡Vamos!.- apresuraron los chicos metidos ya en el coche con Ryan.
-¿Liam?.- pregunté moviendo la mano.
-Eh, sí.
-¿Vamos?
-Claro.- se subió al coche y yo me fui a abrir el mío.


(Narra Liam)

Llevábamos unas 2 horas en una discoteca que habían elegido las chicas. Me había estado percatando de que Ryan no bebiera más de una copa y esperaba que Alba hubiera hecho exactamente lo mismo con Marie. Pero creo que no fue del todo así.

-Creo que nos vamos a tener que quedar mucho más tiempo aquí. Se ha pasado con las copas.- dijo Alba sujetando a Marie del brazo. Marie empezó a reírse de la situación sin saber nada.
-Hmm, ¿cuántas lleva?
-Cuatro y me he negado en rotundo a que siguiera, pero es que necesito ya mismo ir al servicio. Quédate con ella por favor.
-Está bien.- dije tranquilizando a Alba y mirando acto seguido con seriedad a Marie.
-Vamos a la pista, Liam.- dijo Marie animada tirando de mi mano.

Acepté y dejé que me arrastrara, con un poco de suerte se espabilaba, si no me temía que iba a terminar yo cogiendo su coche y no me hacía demasiada gracia porque ella no se enteraría de nada hasta el día siguiente.

-Me encanta esta canción.- dijo echándose el pelo hacia atrás.

Se tambaleó un poco en el sitio y tiré de ella hacia mí para que se agarrara y no terminara en el suelo.

Hubiera podido aprovechar para sacarle el tema de irnos solos a la playa, pero me pareció muy rastrero el hecho de aprovechar que ella estuviera en ese estado.

-¿Te lo estás pasando bien?.- dijo muy cerca de mi cara.
-Marie.- aparté la cara aguantando también las ganas de acabar lo que habíamos empezado en mi casa.- no sabes lo que haces.
-Me gustas.
-Y ahora no sabes lo que dices.
-Te gusto.
-Estás borracha, mañana no te acordarás de esto.
-Recuerdo que casi me besaste.- pasó sus manos por mi cuello y un escalofrío me recorrió la espalda.
-Basta, Marie.- me costó decir aquello. La distancia era aun más menuda que la vez anterior.

Ella se quedó como petrificada con mis palabras, miró al suelo como una niña a la que acaban de castigar y salió corriendo de allí con dificultad.

Busqué a Alba con rapidez para tranquilizarla y decirle que yo podría coger el coche de Marie si ocurría algo, que la dejaría bien en casa y que ella volviera con Ryan y los chicos.

Salí hasta el aparcamiento y la encontré apoyada en su coche rebuscando algo en el bolso. Cuando vi que eran las llaves del coche me apresuré corriendo para quitárselas.

-No vas a montarte.- la cogí del brazo e intenté quitarle las llaves.
-Déjame sola, por favor.- escuché como sorbía mientras me apartaba la vista.
-No, claro que no.- dije firme logrando quitarle las llaves.
-Me quiero ir, dámelas.- puso sus manos en mi abdomen y empezó a empujarme hacia atrás.
-No tengo ningunas ganas de hacer esto.- di la vuelta rodeando el coche y abrí la puerta del conductor.- pero más te vale subir o te quedarás sin coche.- me fui hacia el otro lado y abrí la del copiloto para que se montara.
-Es mi coche.
-Sigues sin poder conducir.

Aceptó y se metió en el coche, cerré la puerta y resoplé agradecido. Menos mal.

Por el camino había estado todo el rato cruzada de brazos y sin ni si quiera querer mirarme a la cara. Llegamos a su casa y cuando logró entrar me metí tras ella y dejé las llaves del coche en la mesa.

L a acompañé hasta dentro, quería asegurarme de que al menos llegara bien hasta su cama. Se tiró en ella bocarriba sin quitarse nada y apagó la luz.

-Quítate al menos los zapatos.

Ella se sentó en la cama y se desabrochó las sandalias tirándolas después a un lado de la cama.

-Me voy a marchar, mañana cuando entiendas que el que debería estar enfadado soy yo, me buscas.



viernes, 13 de julio de 2012

Capítulo 4


DÉCIMO DÍA DE VERANO

(Narra Liam)

Era sábado y hacia un calor horrible en mi habitación. Después de desayunar me había quedado solo en casa mientras mis padres se habían ido a la ciudad.

Bajé a la cocina y cogí de la nevera una coca cola. Cuando volví a subir a mi cuarto puse  una de las tumbonas de la playa en el balcón y me tumbé allí con el portátil.

-Tommy, sal de la piscina. Ven a secarte.

Vaya, me había dicho que de vez en cuando cuidaba a niños pero no que los cuidara en la casa de al lado.

-¡No!.- dijo el niño desobedeciéndola y tirándose a la piscina.- ¡bomba!
-Muy bien.- ella tranquilamente se sentó en una de las sillas.- pero cuando venga tu madre verá que no has hecho los deberes. ¿Quieres quedarte sin jugar por la tarde a la Wii?
-Jooo.- se quejó el chico.
-¿Vas a salir?.- se levantó y cogió la toalla del niño.
-¿Cuántos deberes?
-Al menos 2 hojas.
-Vale.
-De cada libro.
-Joo Marie.- se volvió a quejar.
-O eso o no hay Wii.- Marie se cruzó de brazos y se acercó al niño con la toalla en las manos.- ¿qué me dices?
-Vale.- suspiró.

El niño cedió y salió a secarse con la toalla. Me quedé observando a Marie desde el balcón, tan solo levaba el bikini y un vestido naranja a juego con las gafas de sol que le sujetaban el pelo. Se agachó un momento y metió la mano en el agua de la piscina.

-¿Esta muy fría?.- solté de pronto. Ella miró hacia arriba y se puso la mano en la frente para protegerse del sol.
-Liam.- contesto sonriente.- no sabía que estabas en casa.
-Mis padres se fueron. ¿Estás de profesora particular?
-De niñera, de profesora, de infladora de flotadores… es lo que me toca los fines de semana cuando no estoy en el restaurante.

No pude evitar reírme por lo bajo. Volví a mirarla y ambos sonreímos a la vez. El niño que cuidaba vino envuelto en la toalla y cuando nos vio hablando se aferró a la cintura de Marie.

-Lo siento, me reclaman.- se encogió de hombros.
-Ya veo.
-Salgo a la hora de comer.- dijo mientras el niño tiraba de su mano.
-Mis padres vuelven por la tarde. Si te apetece, podríamos comer pizza.- ella asintió pasándose el pelo tras la oreja y se marchó.


(Narra Marie)

-¿Y si tienes que repartir 20 caramelos entre 4 niños?
-5 caramelos.

Tommy terminó los deberes y se metió a casa. Le di un batido de fresa y se quedó viendo los dibujos.


-Hola.- saludó Sara, la madre de Tommy, el niño se lanzó a abrazarla mientras yo cogía mis cosas.
-Hola Sara, se ha tomado un batido y ha hecho los deberes.- la mujer me sonrió y le acarició la cara al niño.- si no te importa, me marcho ya, me voy a comer a casa de un amigo.
-Vale, espera un momento que te doy el dinero.


Salí de casa de los Steward y me fui a la de al lado. Subí los escalones de la entrada y llamé a la puerta mientras me quedé mirando todas las flores que había alrededor.

-¿Te gustan?.- dijo la voz de Liam sacándome de mis pensamientos.
-¿Eh?.- le miré.- no.- contesté arrugando la nariz.-  no me gustan nada las flores y además les soy alérgica a todas.
-Eres la primera chica que me encuentro que repela las flores.
-Que se le va a hacer.

Pasé al salón y dejé el bolso en uno de los sofás individuales.

-Voy un momento al baño y te ayudo con esas pizzas.
-Ah, claro, esta en…
-Lo sé, ya te dije que conocía la casa.- me fui casi dando saltitos.


Cuando salí del baño me encontré a Liam intentando romper con los dientes el plástico que envolvía las pizzas. No se dio cuenta de que estaba tras él hasta que no pude evitarlo y me eche a reír.

-Te vas a romper los dientes.- abrí el segundo cajón de la encimera y cogí las tijeras.- anda, trae.
-Me das miedo, sabes dónde está todo en esta casa.
-¿Tu me escuchas cuando hablo?.- corté el plástico y lo tiré a la basura.
-Según, ¿esto cuenta para que vayamos un día a la playa?
-Cuenta.- encendí el horno.
-Entonces sí.


-Pero deja, Los Simpsons.- se quejó Liam, yo seguí pasando canales de televisión.
-Prefiero Phineas y Ferb.- seguí buscando por los canales hasta dar con, disney channel.
-No hablas en serio.- dijo dándole un bocado a la pizza.
-Ahora verás.- encontré el canal y lo dejé puesto.
-Increíble.
-Infantil, ¿no?.
-Ya te veo pidiendo un, happy meal, en cualquier Mc Donals.
-Queeee va.
-¡Lo haces!
-Puede.- metí los dedos en el agua de mi vaso y le salpiqué toda la cara.


(Narra Liam)

-No lo intentes, no se jugar a otro que no sea el Tekken.
-Bueno, pues te enseño.- metí uno de los juegos de carreras en la play y conecté el segundo mando para dárselo a ella.
-Vale, pero como sé que me darás un palizón, quiero que luego pongas el Tekken para tener la revancha.
-También te ganaré.
-Lo que tú digas.- me retó con los ojos y cogió el mando.



-Para no haber jugado nunca te he ganado la última carrera.
-Te he dejado ganar.
-Claaaro, claaaro, lo que siempre se dice. Aprende a perder, Payne.
-Aprende tú, te voy a patear el culo en este juego.- metí el CD del Tekken.
-Chaval, me he pasado el modo historia 3 veces. No vas a poder conmigo.
-Ahora me cuentas.

El juego cargó y cada uno elegimos el primer personaje que quisimos. No tardé mucho tiempo en ganarle la primera partida.

-¿Qué decías de un modo historia 3 veces?.- le revolví el pelo. Ella arrugó un poco la nariz y se colocó bien el pelo.
-Pues nada, también eres mejor que yo en este.

Volvimos a elegirnos cada uno un personaje y la partida volvió a cargar. Por más que le daba a los botones ni me dejaba rozarla. Realmente, era buena jugando a eso. La televisión soltó un, “perfect” y salió mi personaje en el suelo con un gran letrero que anunciaba, game over. Ella me miró desde el otro lado del sofá y alzó una ceja.

-Tienes 10 segundos para correr.
-¿Por qué?.- marcó una bonita sonrisa y se levantó sin saber que hacer.
-Por mentirosa.
-Te he avisado. Modo historia, 3 veces.
-Nada. 1…
-Pero
-2…
-¡Liam!
-3…

Se marchó corriendo hacia el piso de arriba y soltó un grito aún más fuerte cuando me vio enseguida tras ella.

-¡Has dicho 10!
-¡Mentí!
-No, por favor.- suplicó metiéndose a mi cuarto.
-Tú te lo has buscado.- se giró a mí y aproveché para atraparla de la cintura.- ni si  quiera me has pedido perdón.- intento deshacerse de mí empujándome hacia atrás.
-Vale, vale.- empecé a hacerle cosquillas.- lo siento.- se echó hacia atrás y cayó encima de la cama tirando de mi camiseta y haciéndome caer sobre ella.

Puse rápidamente las manos en la cama para no dejar caer mi peso sobre ella. Por unos segundos miré hacia abajo y vi como aún me estaba agarrando del cuello de la camiseta. Volví a poner la vista en ella, evitaba mirarme directamente a los ojos pero no podía dejar de reír. Alzó una mano y me apartó el pelo de la frente con cuidado.

-Eres un buen contrincante.

Poco a poco fui bajando la cara, cada vez estaba más cerca de ella. Clavó sus ojos en mí y bajó la mano muy tranquila para acariciarme la mejilla. Pero cuando tan solo nos separaban un par de centímetros el timbre de casa sonó, estropeando, sin duda, el momento.




lunes, 9 de julio de 2012

CAPÍTULO 3

Capítulo 3



TERCER DÍA DE VERANO.

A la mañana siguiente me decidí a ir a comprar algo, total, había cosas que me hacian falta y por el camino podría decidir que hacer para la cena.

Tenía que salir del pueblo, el supermercado más cercano estaba más arriba. Me metí al coche y dejé sonar a todo volumen, All aroun the world.

Una vez en el supermercado seguía indecisa, ¿y si hacia pasta?, hmmm, ¿y con que?, carne... bechamel... champiñones. También podía hacer canelones, ya venian listos en su bandejita. Lo pensé mejor y compré salchichas para hacer perritos calientes. Eso le suele gustar a todo el mundo.



(Narra Liam)

Otra mañana más en la playa con mis padres. Conecté los cascos al móvil y me puse a leer un poco.


-Ei.- escuché una voz a mi lado.
-¿Si?.- dije quitandome los cascos.
-¿Qué pasa, tio?, soy Chaz.
-Hola.- dije extrañado.- Liam.
-Mira, estoy con unos colegas jugando al voley, ¿te apuntas?, nos falta uno.
-Hmm, por mi bien.- me levanté y dejé las cosas en el bolso de mi madre.
-No eres de aquí, ¿no?.- dijo Chaz.
-No, es la primera vez que hemos alquilado aqui una casa.
.Ah, guay, ¿te quedas aqui todo el verano?
-Sí, de momento solo he conocido a una chica.
-Oh, ¿quién?
-Marie, ¿la conoces?
-Claro que la conocemos.- dijo refiriendose a todos.- os presento. Liam, ellos son Christian y Ryan, chicos, él es Liam.
-¿Qué pasa tio?.- dijo Ryan chocandome la mano.
-Pues que me habeis salvado del coñazo de estar allí con mis padres.
-Pues vamos a echarnos un partido, vas conmigo.- dijo Chaz.
-Ok.

Dios, menos mal que había alguien con mi edad por allí, yo ya me veía cada día de plantón en la playa. En mitad del partido la pelota se nos fue al agua por un fuerte golpe de Christian.

-Voy yo.

Cuando cogí la pelota me quede mirando fijamente el agua. No entendía porque a Marie solo le gustaba ir cuando estaba ella sola.


(Narra Marie)

Bien, las 8 y media de la tarde, una hora perfecta pra comenzar a hacer la cena. Me puse a cortar la cebolla para echarla por los perritos calientes cuando estuvieran hechos, pero antes de poder terminar el timbre sonó.

-¡Va!.- grité.-vaya, ¿y esto?. No son ni las 9.- dije invitandolo a pasar.
-Lo sé.- contestó Liam entrando.- pero me sabía mal que encima de que cenaba gratis tengas que preparar la cena sola.
-Que detalle por tu parte. Aunque no tenía mucha dificultad, pensaba preparar perritos calientes.
-Pues vamos a preparar perritos calientes.

Me percaté de como iba, dios mio, estaba guapisimo. No pude evitar repasarle de arriba a abajo, sí, realmente guapisimo.

-¿Vamos?.- me sacó de mis pensamientos.
-Ah sí.- dije siguiendola a la cocina.
-¿Estabas cortando cebollas?
-Así es, pero toma.-le cedí el cuchillo.- puedes seguir tu. Creo que hoy cenaremos más temprano. No me habia dado cuenta de que esto se hace rapidisimo.
-Esta bien. He traido algo y espero que podamos usarlo.
-¿Qué?.- dije descolocada mirandole a los ojos.
-Mira, ven.- dijo cogiendo mi mano y llevandome al salón.

No me había percatado de la pequeña mochila que había traido, la abrió y coloco algo sobre la mesa.

-¿Es un DVD portatil?.- dije animada.
-Aha, ¿qué mejor manera para acabar una buena cena que viendo una buena peli?.- contestó dejando un pen drive encima del DVD.
-¿Piensas en todo siempre?.- dije ya en la cocina de nuevo.
-Normalmente sí.
-Pues no esta nada mal, forastero.- dije intentando hacer una gracia, le vi sonreir y siguió con las cebollas.- si oyes un grito es que me he quemado con las salchichas.
-Tampoco incendies la casa.- dijo acercandose a mi lado mientras yo ponía la comida en la serten. Al volver la cara me encontré de lleno con la suya.

Uf, de cerca esos ojos eran aun más bonitos.

-¿Eh?,no, no la quemaré.
-¿Te hace falta vigilancia?.- dijo haciendo burlas.
-No.- le saqué la lengua.

Él se rió pero luego pensé que había sido un gesto de lo más infantil por mi parte.

-¿Y tu eres siempre tan infantil?.- pareció leerme el pensamiento.
-Normalmente sí.- me sinceré imitandole.
-Tampoco está nada mal.- contestó metiendose una patata frita de bolsa en la boca y acto seguido me tiró una a mí.
-¡Eh!.- me quejé y tapé la sartén.
-¡Tienes pocos reflejos, señorita infantil!
-Te vas a enterar.

Cogí un par de patatas y se las devolví dandole de lleno en la cara.

-¿No te contentas con una sombrilla y un vaso de agua, también patatas?.- dijo poniendose una bandeja en la cara para defenderse.
-Lo has empezado tu.- dije indignada.
-Marie.- dijo cambiando el tono de la voz y mirandome a los ojos por unos segundos. Se me paró el tiempo.
-¿Si?.- dije dejando en la mesa la siguiente catapulta de patatas fritas que iba a ir directa a él.
-Se te va a quemar eso.
-Oh, ¡ah sí!, joder.

Escuché una carcajada por lo bajo y se fue al salón.


(Narra Liam)

-La he visto como mil veces.- dijo dejando un bol de palomitas encima del sofá.

Descarté, hincame el diente, y seguí mirando los títulos. Tardamos unos 10 minutos y ni aún asi nos decidimos por ninguna.

-Espera.- dijo y se fue a su cuarto a por algo.- mira, llevo un USB en el bolso, creo que tengo pelis.
-Y seguro que solo tendrás románticas.
-Pues no, listo, tengo pocas pero hay variación. A ver, hmm... ¿noviembre dulce?... no, mejor no, es un pastel y encima acaba super triste... ¿Sherlok Holmes?
-Esa esta chula.
-Vale, la dejamos en el rincón de los quizá. Mira, ¿alguna vez has vito esta?, quiéreme si te atreves.
-Ni me suena.
-Pues esta genial. A ver, otra, esta es una de mis favoritas.
-¿El efecto mariposa?
-Aha, aunque suene cursi, es una de las pelis con las que más he podido llorar.
-¿En serio?, pero si no es triste.
-¿Que dices?.- dijo llevandose las manos a las caderas.- el final es super triste, yo estaba convencida de que se quedaría con ella.
-Aishh.- suspiré.- bueno, ¿te apetece verla?
-¿Quieres verla?.- dijo extrañada pero con algo de ilusión.
-Que sí, va ponla.

Conectó mi DVD al televisor y cogió el mando antes de sentarse a mi lado.La película llevaría sobre una hora de duración y notaba como cada vez nos habiamos acercado más el uno al otro en el sofá.


(Narra Marie)

Estabamos viendo la película tranquilos. No creí que llevara mucho más de una hora de duración. Miré hacia el lado por un par de segundos y le vi demasiado cerca. Procuré no ponerme nerviosa y seguí visionando la tele tranquilamente.

Quise volver a coger unas pocas palomitas del bol pero algo me lo impidió. Busqué con la mirada, me había chocado con la mano de Liam. Di gracias a que estuvieramos en la oscuridad poque así no pudo ver que me había sonrojado por su culpa.

-Toma.- dijo cediendome el bol.
-Gracias.- cogí unas pocas y dejó el bol en sus rodillas.



-¿Ves?, por eso me parece triste.
-Pero si se vuelven a encontrar.
-Pero no se reconocen y además cuando se encuentran ni se hablan.



Me levante para dejar en la mesa en el bol de las palomitas pero al escuchar un estruendoso ruido de fuera pegue un pequeño salto que hizo que las pocas palomitas que aún me quedaban en el bol saltaran por los aires.

-¿Qué ha sido eso?.- pregunté aun asustada.
-Tranquila, mujer, solo un petardo.
-Los odio.- se escuchó otro.- serán pesados los niños.
-¿Es que no sabes que día es?
-No.
-Pues 23 de junio, y si no me han informado mal tus amigos esta mañana, en España eso de los petardos hoy en como una tradición.
-Pero no estamos en España, estamos en Gran Bretaña. Siguen sin gustarme.- dije terminando de recoger el estropicio. Le vi reirse.- ¿te estás riendo de mí?
-Mas o menos. Eres rara.
-¿Por qué?
-Porque sí.- anda ven que te ayudo.


(Narra Liam)


Era casi media noche y ya me iba a marchar de casa de Marie. Recogí todos los cables del DVD y escuché que llamaban a la puerta.

-Esta abierto.- gritó desde la cocina.
-Marie.- dijo la voz de una chica desde la puerta.
-¿Te vienes?, vamos a hacer una hoguera en la playa.- reconocí la voz del chico del voley. Era Chaz.
-Hola.- salí de la casa.
-Hey Liam, ¿qué tal?
-Bien, acababamos de ver una peli.
-Ah guay, no me digais que os vais a dormir ya, venios a la playa.
-¡Alba!.- chilló Marié.- Jo, cuanto tiempo.- fue a abrazar a la chica que había en la puerta.
-Sí, es que he llegado hoy.
-Entonces, ¿os venis?.- dijo Chaz de nuevo.

Me asomé a la cocina y miré a Marie, me asintió feliz.

-Claro.- dije saliendo.



(Narra Marie)


Ryan consiguió encender los trozos de madera. Nos habíamos sentado alrededor de la hoguera y habiamos traido bebidas y nubes para tostarlas en la fogata.

-Bueno, ya que aquí mis amigos son de lo más descortés, me presento sola. Soy Alba.- dijo tendiendole la mano a Liam.
-Encantado, soy Liam. Me quedo aquí todo el verano, es que es la primera vez que vengo.- se explicó.
-Pero como si llevaras toda la vida.- dijo Christian tendiendole una cerveza con limón.
-¿Hay alguna sin alcohol?.- preguntó Liam.
-Creo que sí.- Christian rebuscó en la caja y le tendió una.
-Tengo una idea.- dijo Alba.
-A ver, genia.- respondí.
-Verdad o prueba, ¿os atreveis?
-Hoy estás espabilada.- dijo Chaz.
-Vamos, cagueta. Liam, empieza tu. Elige a alguien.

Liam al principio se quedó sin saber que hacer pero luego se unió al juego muy animado.

-Chaz.- rio.
-Vaya.- se quejó Chaz.
-¿Tiene que elegir, no?.- le asentí.- pues elige.
-Verdad.- suspiró Chaz.
-Vale, hmmm, ¿cual es la mentira más grande que le has soltado a tu madre?
-Pues... supongo que el año pasado. Una noche les dije que me quedaba aquí con todos y termine en la ciudad con una chica y de fiesta.
-Que malote.- se burló Alba.
-No seas mala persona. Venga, me pido yo el turno.- dijo Ryan.- Liam, eres el nuevo, así que te ha tocado.- Liam asintió dandole un trago a su cerveza.- empezaremos suave. Elige.
-Verdad.- dijo Liam seguro.
-Aquí nadie elige prueba.- me quejé.
-Calla.- dijo Ryan.- vamos a ver, ¿con cuantas tias te has acostado?

Se escuchó un sonoro, "uuuuuh", por parte de todos menos Ryan y yo. Liam le miró sonriendo y contestó basante tranquilo. No supe el poque pero tuve interes en enterarme de esa contestación.

-Dos.
-Bueno, bueno, esto se va animando.- dijo Christian.- ¿puedo pedirme yo el turno ahora, no?.- dijo señalandose a si mismo. Le asentí junto a los demás mientras pinchaba una nube para calentarla.
-Me estás mirando mal, vas a por mi, rubito.- dije.
-Como lo sabes.- asintió seguro.
-Prueba.- me levanté dispuesta a hacer lo que retara el desafio.
-Vas a... vas a ir allí.- dijo señalando al chiringuito a pie de playa repleto de gente.- y vas a pedirle el teléfono al primer tio que...- se quedo pensando.
-¿Tenga el pelo negro mismamente?.- dijo Alba.
-Por ejemplo. Además yo voy a ir para dar la prueba por buena.
-Como quieras.- me dirigí al chiringuio tambaleando levemente. Decidí no tomar ni una cerveza más esa noche. El alcohol se me había subido raidamente a la cabeza.


(Narra Liam)


Me quedé hablando con los chicos mientras Marie y Christian estaban con el reto de Marie.

-Chicos, ¿os puedo preguntar algo?.- dije acordándome.
-Claro.- dijo Ryan.
-¿Por qué Marie no quiere ir nunca a la playa con nadie?, me refiro a darse un baño.- ellos torcienron la sonrisa al mismo tiempo y Alba se hundió en sus rodillas.
-Pues es que, no se si te conoce lo suficiente como para que te contemos nada. Quiza Marie coja confianza contigo en un par de semanas y te lo diga, no sé.- dijo ella.
-¿Pero le pasó algo a ella?.- dije preocupado y bajando la voz mientras vi que Marie y Chritian se acercaban a nosotros.
-A ella exactamente no.- dijo Chaz.
-¡Lo ha hecho!.- gritó Christian corriendo hacia nosotros.
-Pero no pienso llamarle.- dijo Marie sentandose a mi lado.

El juego siguió y esta vez le tocaba a Alba. Por un momento aproveché y me giré a Marie para decirle algo al oido.

-¿Verdad o reto?.- susurré.
-¿Qué?.- dijo riendo un poco y flojito.
-Elige.
-Verdad.- dijo muy cerca de mi oido.
-¿Por qué no te vienes un día a la playa conmigo?
-Te hacen falta muchas cenas y películas para eso.- me sonrió y volvió a poner en su palo una de esas nubes para tostarla.



jueves, 5 de julio de 2012

Capítulo 2


CAPÍTULO 2.

SEGUNDO DÍA DE VERANO 22-06-2012

(Narra Marie)

-Joder, el primer viernes y ya llego tarde.- dije poniéndome la camiseta del uniforme a todo correr.

Si quería quedarme en la casa sola, al menos, los gastos mínimos me los tenía que pagar yo. No imaginaba como había tenido la suerte de que me contrataran en el restaurante del albergue del pueblo.

¡Bien!, pasé mi tarjeta por el lector justo cuando este marcaba las 10. Uf.

-Hola Marie.- me saludó el jefe.
-Buenos días.- conteste aún sofocada por la carrera.
-En unos 20 minutos llegará el pedido de los congelados.-miró su reloj.- colócalo todo y ya sabes como tienes que preparar las mesas.
-Sí, claro.- dije sonriendo.- no se preocupe.

El jefe se fue y en los 20 minutos que tenía hasta que llegara el pedido preparé el lavavajillas.


(Narra Liam)

-¿Y porqué no podemos comer aquí?, ¿para qué habéis alquilado la casa entonces?.- dije cambiando canales desde el sofá.
-Hijo, que soso puedes llegar a ser. Es sábado, vamos a comer fuera.
-Lo dices como si este pueblo fuera enorme.- ironicé.
-No te quejes más y vamos.- me apremió mi padre.
-Uff.

Llegamos a lo que parecía ser un albergue y para mi asombro había bastante gente. Cogimos una mesa algo apartada y esperamos a que alguien viniera a atendernos.

-¿Qué vas a querer, Liam?.- preguntó mi padre. Levanté la vista del móvil y le eché un vistazo a la carta.
-Hmmm, yo que sé... pasta y una coca cola.
-¿Y tu cariño?.- se dirigió esta vez a mi madre.
-La merluza parece tener buena pinta.
-¿Qué han decidido?.- dijo uno de los camareros.

Mi padre dio el pedido y el camarero se marcó rapidamente.


-¿Han pedido ustedes esto?.- esa voz.

Me giré rapidamente para comprobarlo con la mala suerte de darme en el brazo con la bandeja que la chica traia. Todo un vaso de agua helada me cayó por la camiseta, dejé el móvil en la mesa y me levanté para no llegar a mojar también el pantalón.

No me lo podía creer, allí estaba ella de nuevo, en el suelo y recogiendo dos latas de coca cola.

-¿Esta bien, señorita?.- dije tendiendole la mano. Me miró desde el suelo y me asintió susurrando un tímido, sí.
-Madre mía.- dijo ya de pie soltando mi mano.- eres... eres el chico de la playa.
-Creo que sí.
-¡Marie!.- chilló un hombre desde la puerta que daba al patio.
-Mierda.- dijo apurada. El hombre se acercó a nuestra altura.
-Lo siento mucho.- se disculpo él.-por supuesto a las bebidas invita la casa.

La chica asintió, supuse que eso se lo descontarian del sueldo.

-Pero es que ha sido culpa mía.- dije arrugando la parte de la camiseta que se me había mojado.
-¿Ha sido así?.- preguntó el hombre intimidandola un poco. Ella me miró volviendo a pedir disculpas y sin saber que decir. Le asentí en un pequeño gesto.
-Sí, le ha dado a la bandeja mientras yo llegaba.
-Esta bien, en cualquier caso, disculpen las molestias y en seguida les traemos sus bebidas.

Ella respiró hondo y se marchó a por las nuevas bebidas.

-Ve al baño a secarte eso por lo menos.- dijo mi madre. Mi padre me sonrió haciendome un par de gestos para que me fuera tras ella.
-Sí, mejor será.


(Narra Marie)

-Debes tener más cuidado.
-Pero si no fui yo.- me volví a excusar.
-Lo sé, lo sé.- dijo el jefe.- bueno, voy a llevarles las bebidas, ve a la cocina a ver si han preparado sus platos.
-Voy.- dije entrando en la cocina.- ¿están los pedidos de la mesa 52?
-Falta uno, toma, llevate esos dos.

Dejé los platos en la barra y cogí una nueva bandeja. Cuando alcé la vista vi al chico de antes saliendo del baño con la camiseta completamente seca. Recé porque no me viera pero no fue posible.

-Hola.- dijo a mi lado.
-Hola.- dije como pude colocandome bien el pelo al mismo tiempo.
-Siento lo de antes, ¿no te lo habrán quitado del sueldo ni nada, no?
-Pues si no llegas a decir que has sido tu, sí.
-Estonces bien.
-Aha, bueno... creo que tengo que dejarte, se supone que estoy trabajando.
-Claro, no quiero molestarte.
-Creeme que no lo haces.- dije perdida en sus ojos.


(Narra Liam)

-Me alegra.

Vamos Liam, dile algo. No trabajará todo el día, seguro que algo podrá hacer más tarde.

Ya se iba a marchar con los platos de lo que parecía ser el pedido mis padres.

-Marie.- dije repentinamente. Ella se giró y se acercó vigilando un poco por si su jefe volvía a aparecer.- ¿trabajas también esta noche?
-No, salgo a las 8.
-Y, ¿te apetecería hacer algo sin sombrillas y bandejas de por medio?.- empezó a reir.
-Sí, claro que sí.
-Genial, ¿vives aquí no?
-Aha, mi casa está más abajo. Tengo que irme, mi jefe viene.
-¿Te parece bien si a las 8 te acompaño a casa?
-¿Eh?.- dijo algo colorada.- claro, gracias, eh... - no, no le había dicho mi nombre.
-Liam.- dije.
-Gracias, Liam.- dijo esta vez con una sonrisa sincera y marchandose de allí.


(Narra Marie)

Cuanto más miraba el reloj más lentas se me pasaban las horas. Hacía tiempo que no me ponía así de nerviosa por un tio además queria que llegaran ya las 8 y acabara esa tortura.


Dejé el delantar en mi taquilla y me retoqué un poco el pelo antes de salir. Miré mi reloj, las 8 y cinco.

Bajé los tres escalones que daban a la puerta de salida del albergue, él estaba sentado en el últmo mirando hacia la playa.

-Hola de nuevo.- dije sentandome a su lado.
-Ei, ¿qué tal?.- se giró a mí.
-Hecha polvo.- conteste.- pero si sigue en pie lo de acompañarme a casa, estaré encantada.
-Pues claro que sí.- se levantó sonriente, me empezaba a acostumbrar a verle sonreir.
-Mira, ven, es por aquí.- le guié por la única carretera que había hacia practicamente el otro lado del pueblo.

Intenté entablar una conversación decente con él.

-Llevo toda mi vida viniendo aquí los veranos, la de aquí es como mi segunda casa, pero a ti nunca te he visto.
-Es que nunca he venido. Digamos que este año mis padres querían tranquiilidad para sus vacaciones así que hemos alquilado una casa todo el verano.
-¿Cual?.- tan solo había unas 4 o 5 casas en alquiler allí.
-La que hay al salir del albergue en el que trabajas.- se giró y miró a lo lejos de la carretera, ya estabamos al lado de mi casa.- ¿ves esas escaleras?, pues la casa que hay arriba.
-¿En serio?.- dije sombrada.
-Aha.
-Pues casi toda mi infancia la he pasado en esa casa, los que la alquilaban solian ser parejas con niños de mi edad, de hecho todavía mantengo el contacto con una chica.
-Vaya entonces sabes como es por dentro.
-Claro.- dije entrando a mi porche.- es aquí.
-¿Y la casa de al lado?
-De mi tia.
-¿Pueblo tradicional?
-Justo eso.- dije abriendo.
-¿Vives sola?
-Normalmente no, pero este año mis padres no han coincidido en las vacaciones y por primera vez me han dejdo venir sola, por cierto, ¿quieres pasar y tomar algo?

No me había percatado de que él estaba en el humbral de la puerta mientras yo ya había dejado el bolso en la mesa del salón.

-Claro.
-¿Qué te apetece?
-Me da igual.
-Vale, pues siéntate.


(Narra Liam)

Volvió con dos vasos de té helado y una rodajita de limón en ellos.

-Si no te gusta puedo sacar otra cosa.
-No, así esta bien.
-Vale.- se sentó a mi lado.- ¿y vives muy lejos?
-Bastante, en Wolverhampton.- su cara pareció entristecerse un poco, supuse que solo eran cosas mías.
-Entonces procuraré no cogerte mucho cariño.
-¿Eh?.- dije descolocado.
-Me refiero a que me da rabia vivir alejada de mis amigos y esas cosas.
-Ah, entiendo.
-¿Quieres que te enseñe la casa?.- dijo animada dejando el vaso en la mesa.
-Por mí, bien, ¿eres buena guía?
-Has dado en el clavo.-dijo algo nerviosa pero guiñandome un ojo.- me encantaría estudiar algo así.
-¿Hacer tours por casas?.-dije dubitativo.
-No, tonto, guia turística. Ya sabes, viajar.-dijo como si la última palabra sonara enorme.
-Pues si que tienes ganas tu.
-No imaginas cuantas.- dijo levantandose.- bueno.- simuló abrir una puerta imaginaria.- ¡TADAAA!.- rio.- este es el salón.
-¿En serio?.- pregunté muy expresivo.
-Increible pero cierto.

En el salón había dos puertas, una cerrada y otra abierta que daba a un pasillo de lo que parecía ser la cocina.

-¿Y esa puerta?
-La habitación de mis abuelos.
-¿Puedo?.- dije acercándome.
-Claro.- me asintó encogiendose de hombros.

Era una habitación pero con tan solo una mesilla.

-¿Por qué solo una mesilla?
-Siempre ha sido así.- volvió a encogerse de hombros.
-Ah, ¿y tus abuelos tampoco vienen contigo en verano?, no me digas que también trabajan.
-No, no.- sonrió levemente. Al parecer era bastante mona.- mi abuela ha preferido otra casa en la playa, con un familiar y mi abuelo.- su voz se cortó un poco.- murió hace 7 años.
-Oh, lo siento.
-Tranquilo. Ven.- me cogió de la mano y cerró la habitación.- aún queda un trocito de casa.

Cruzamos la cocina hasta llegar a una especie de patio interior.

-Bueno, eso es el baño y lo de allí, mi cuarto. Lo sé, la colocación es muy extraña.- tiró un poco más de mi mano.

En la habitación había dos camas y otra puerta más que daba a otra habitación.

-Parece que van en paquete.
-Sí.- volvió a reir.- bueno y al no estar mis padres logicamente me he adueñado yo de la cama grande.

Salí de su casa sobre las 9 menos cuarto. La verdad es que había sido bastante agradable y por casi una hora me había olvidado de lo aburrido que era ese pueblo.

-Bueno.- dije en la puerta.
-Espero no haberte aburrido mucho.
-No lo has hecho.- dije sincero. Pareció sonreir más que nunca.
-Supongo que ya nos veremos.
-Sí, esto... ¿te apetece ir mañana a la playa conmigo?
-¿Qué?.- tragó saliva.
-Pues eso, a la playa.
-Verás, es que siempre he preferido ir sola. Que no digo que siempre vaya sola.- empezó a hablar deprisa.- pero que yo...
-Entiendo, que no quires venir.
-No.- dijo de pronto.- que allí estoy mejor sola.
-Esta bien, pues hasta pronto.- bajé el escalón para marcharme a casa.
-¡Liam!.- gritó.
-¿Si?
-Que ya que no hacemos lo de la playa, pues... que si te gustaría cenar mañana.
-¿Allí?.- dije refiriendome al albergue.
-No, me refiero a aquí, en mi casa.
-Ah, pues sí.
-Bien.- dejó la puerta abierta y se acercó a mí.- y lo siento por lo otro, de verdad.- me dio un beso en la mejilla y se volvió a meter en casa.- hasta mañana.
-¡Eh!.- grité.
-Si.- abrió la puerta sonriente.
-Que no me has dicho una hora.
-Ups, pues no sé, ¿a las 10?
-A las 10.- confirme.- hasta mañana.


(Narra Marie)

Me metí a casa aun sin creerme mucho lo sucedido. Tenía una cita con ese chico y aún ni si quiera sabía que iba a hacer. No sabía que le gustaba y que no. Uff.